La masa estudiantil se encontraba frente al Palacio de Gobierno en reclamo del reconocimiento del movimiento renovador que se había producido en la UASD, tras la guerra de abril de 1965 y la entrega de los recursos económicos a las nuevas autoridades de la academia. Una comisión de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER) y la Juventud Revolucionaria Cristiana (JRC) tenía el propósito de reunirse con el presidente de la República, Héctor García-Godoy, quien no estaba en la sede del Gobierno.
En esa espera, el estudiante de la JRC, Romeo Llinás, sube a la verja del edificio, donde hoy opera la OISOE, en la calle Moisés García, para informar sobre las gestiones de la comisión para una entrevista.
El reloj seguía su curso. A las 10:30, Otto Pichirilo, dirigente estudiantil de la época, entregó un cuadro con fotos de lo acaecido aquel día a Juana Gómez, directora del plantel , y a la presidenta del grupo Estudiantes Progresistas, Gabriela Morales, quienes agradecieron el gesto y de todos aquellos que lucharon por edificar una mejor sociedad.
Habían llegado hasta allí por la voluntad intransigente de recordar el sacrificio de vidas en flor. Se anticipaban un día a la fecha exacta porque, como expresión de la pervivencia de la intolerancia, el ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, les negó el permiso para hacerlo este sábado.
Cronología de los acontecimientos
El miércoles 9 de febrero de 1966 un grupo de estudiantes universitarios y secundarios realizaron una marcha hacia el Palacio Nacional demandando el reconocimiento de las autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la entrega del presupuesto para la casa de estudiossuperiores, la desocupación de las escuelas y la salida del país de las fuerzas militares estadounidenses..
Antes de pronunciar la primera palabra, Llinás fue bajado violentamente de la verja por un oficial de policía y tras la explosión de una bomba de estruendo lanzada por otro agente se inició el ametrallamiento a mansalva .
Con el tableteo de las ametralladoras, en su mayoría San Cristóbal, los estudiantes se lanzaron al suelo y rodaban desesperados en busca de refugios, los que fueron impactados por las balas, expresaban su quejido y algunos valientes, especialmente voces femenina, gritaban con energía: ¡Asesinos! ¡Asesinos! ¡Go Home Yanquis! .
En ese ametrallamiento resultaron muertos los estudiantes Antonio Santos Méndez, Miguel Tolentino, Luis Jiménez Mella y Altagracia Amelia Ricart Calventi, esta última tras ser herida fue trasladada a un hospital de San Antonio, Texas, Estados Unidos, donde falleció el 3 de marzo.
Amelia Ricart Calventi, quien solo contaba con 14 años de edad.
Heridos quedaron Brunilda Amaral, Antonio Pérez (Tony), Freddy Antonio Cruz, José Ramón Casimiro, Griselda Zorrilla, Miguel Nuñez, Juan Castro, José María de la Cruz y Víctor Ramírez. También, Jaime Tomás Estrella, Ciprián de Jesús Báez, Modesto Guzmán Castro, José Javier Solís, Vinicio García, José Zabala, William Pérez, Ernesto Caamaño, Roberto Ramírez y Evita Germán.
.En silla de ruedas por el resto de sus vidas quedaron los estudiantes Antonio Pérez (Tony) y Brunilda Amaral.
Al término del ametrallamiento, que duró alrededor de cinco minutos, con su trágico resultado, los estudiantes se dispersaron hacia sus respectivos sectores en la capital.
La noticia del ametrallamiento se regó como pólvora y antes de los estudiantes llegar a sus respectivos sectores se habían iniciado acciones violentas de protestas que costaron vidas humanas. En el barrio de San Antón, actores de la Revolución del 65 lanzaron en horas de la noche de ese día una granada contra un vehículo del Ejército Nacional, en la calle 19 de Marzo, con un trágico resultado de varios militares muertos.
Acciones violentas similares ocurrieron en otros lugares de la capital y el interior. La situación llegó a un punto tal, que parecía que el movimiento se le había ido de las manos a las autoridades y que pudiera haber alcanzado un nivel de inmanejable atropellando la fase final de la guerra civil.
Se temió un baño de sangre que hubiera dado al traste con el gobierno de transición del doctor García Godoy.
El Gobierno de Estados Unidos no quería consecuencias diferentes a su programación para restablecer el orden y la seguridad en el país.
El primero de marzo de ese año iniciaba la campaña electoral para las elecciones presidenciales, congresionales y municipales programadas para el primero de junio de ese año. Utilizando a los soldados de las Fuerzas Interamericanas de Paz (FIP) lograron contener las acciones y restablecer la precaria tregua.
Tomado de:
elnacional.com.do
http://www.7dias.com.do
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