Acorde a los reportes de la época, el accidente ocurrió en el avión McDonnell Douglas DC-9, serie-32, que se dirigía a San Juan, Puerto Rico, a solo 1.9 millas y tres minutos de haber despegado del Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA).
Eran las 6:30 p.m. cuando se produjo la precipitación a las aguas del Mar Caribe, donde perecieron los 97 pasajeros y 5 tripulantes.
Deportistas muertos
Entre los pasajeros que perecieron estaban el primer campeón mundial de boxeo Carlos Teo Cruz, su esposa Mildred y su hijo Carlos de cuatro años de edad. Además, Guarina Tesón de Imbert, esposa del general Antonio Imbert Barrera, su hija Leslie y su hermana, Aida Imbert viuda Domínguez.
También pereció el equipo olímpico de voleibol femenino de Puerto Rico, que estuvo en el país en una serie amistosa con su similar criolla.
Además murieron en el accidente el golfista Julio Manuel Cohen y los hermanos ajedrecistas Hugo y Rosa Mayer.
Además, perecieron las voleibolistas puertorriqueñas Lolita Villegas, Carmen Zoraida Figueroa, Belinda Correa, María de Lourdes Sánchez, Rosa Rivera, las hermanas Maritza y Rosa Bernal, Hortensia Otero e Iris Rodríguez, así como el entrenador Juan Ramón Loubriel y su asistente Fernando Jiménez.
Los testigos
Virgilio Díaz y su esposa Lucia Jiménez, testigos presenciales del hecho, quienes para ese entonces vivían en Mancha Nueva y en la actualidad en Puerto Rico, recuerdan que era aproximadamente las 7:00 de la noche cuando escucharon la nave que salía del Aeropuerto Internacional de Las Américas con unos ruidos no comunes.
“Desde que despegó iba tirando tiros y todos salimos a ver, porque creíamos que se iba a caer sobre la casa, y de repente oímos varios tiros de un motor que se le cayó, giró hacia la derecha y cayó al mar en picada y cuando cayó hizo de nuevo una explosión fuerte”, narró Díaz, con un rostro todavía apesadumbrado por la tragedia.
Contó que la nave duró varios minutos a flote y que se hundió luego de que se le desprendiera un pedazo de la parte trasera. “Para mi que muchos pasajeros cayeron vivos, pero fueron destrozados por los tiburones que entraron por esa parte del avión”, precisó Díaz.
El hecho es recordado de forma similar por su esposa Lucía Jiménez, quien narró que en ese entonces estaba embarazada de su hijo Arizmendi Díaz Jiménez, y que el hecho prácticamente le provocó el adelantamiento del parto.
“Estaba tirando tiros, pou, pou, pou, de manera repetida, desde que estaba en el suelo y subió tirando tiros y el piloto se empeñó en subirlo en picada hacia arriba, pero se le prendió el motor derecho, giró hacia la derecha y cayó y luego se escuchó otra explosión”, recuerda Jiménez.
De forma similar recordaron la tragedia los hermanos Francisco, Rafael y Bienvenido Toledo Cabrera, quienes narraron que al avión se le incendió el motor o la turbina derecha y que giró en esa misma dirección y luego cayó en picada.
“Para mi, la turbina derecha explotó y al explotar, parece ser que el piloto no la pudo levantar, giró hacia la derecha y cayó en picada, dando la vuelta hacia la derecha. Fue un día horrible y al otro día fue igual. Hasta el cielo se puso raro”, sostuvo Francisco.
Otros testigos que también fueron interrogados en ese entonces fueron los esposos Pedro Toledo Campusano y Julia Cabrera Toledo, ambos fallecidos, padres de este redactor.
Investigación
A pesar de que el caso fue investigado por tres comisiones, hasta la fecha no se sabe a ciencia cierta cuál fue la causa real del accidente o sabotaje de la nave.
Aunque extraoficialmente se informó que el accidente se produjo porque el combustible estaba contaminado con agua, El Nacional no pudo tener acceso a los resultados de las investigaciones oficiales.
En principio, se trató de obtener los resultados de la investigación en el Instituto Dominicano de Aviación Civil (Idac), pero en esa institución remitieron a este redactor a la Junta de Aviación Civil.
En dicha Junta, el coronel Enmanuel Souffront Tamayo, director de la Comisión de Investigación de Accidentes de Aviación (CIAA) remitió de nuevo a este redactor al Idac, en vista de que, según dijo, las investigaciones que están en su poder corresponden a las del 2006 hasta la fecha.
Precisó que lo poco que se tiene de la investigación indica que con relación al hecho hubo cuatro mecánicos presos en Nueva York y que se tiene la versión de que el combustible estaba contaminado con agua.
Piloto Affe Gutiérrez
Para algunos expertos en la materia, la versión de la contaminación del combustible con agua es poco creíble, en razón de que la nave acababa de hacer el procedimiento de chequeo de combustible, encendido de motor, rodaje y despegue.
La apreciación es del piloto Affe Gutiérrez, quien explicó que generalmente, la contaminación de combustible con agua se produce por la condensación del aire fruto de los cambios de temperatura.
“A las alturas que vuelan los aviones, en ocasiones se produce mucho frío, y entonces cuando los aviones descienden a superficie a nivel del mar, vienen con ese frío, y cuando no son recargados con combustible de inmediato, entonces se produce que esa condensación se convierte en agua dentro del tanque de combustible y se produce la contaminación”, precisó Gutiérrez, veterano piloto domínico-americano.
Detalló que para esos aviones, que por lo visto no era el caso de Dominicana de Aviación, existe un sistema de drenaje del combustible al que se le somete antes de volver a volar.
“Se trata de un mecanismo mediante el cual se le completa el combustible a la nave y el agua que tiene y la que pueda entrar en ese momento baja por gravedad y se expulsa por el drenaje del tanque de combustible. Esto hace para también expulsar cualquier tipo de contaminación que haya llevado el camión que suministró el combustible”, declaró Gutiérrez.
Para el veterano piloto, además de la posible falla mecánica, el accidente pudo haber sido originado por un error humano, debido a que el giro que hizo la aeronave fue hacia el lado derecho, lugar donde se encontraba el motor número dos, que fue el que falló.
Dijo que el procedimiento aconsejable es que cuando colapsa un motor, el piloto gire en dirección contraria al motor dañado, lo que por lo visto no ocurrió en el caso de Dominicana de Aviación.